Cómo los anteriores problemas que hemos visto de esta iglesia, "eran pequeños..." este último: ¡se lleva la palma!. Dudar de la resurrección de Jesús, y lo que esto implica, era un gran problema...
Una de nuestras grandes esperanzas, es que cuando esta vida, (valle de lágrimas...), termine, nos espera la vida eterna; el encuentro cara a cara con el Señor, ¡un cuerpo glorioso que no padece!
Algunos en la iglesia de Corinto, tenían serias dudas sobre la resurrección, a lo que Pablo les responde:
"Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe."
1ª Corintios 15:14
Si no creemos en la doctrina de la resurrección, (primero la de Cristo, y después, la nuestra), la vida en este mundo, no tendría mucho sentido... ¡no tendríamos esperanza en la vida eterna!; cuándo muriera un hermano amado, la desolación sería máxima, ya que no volveríamos a encontrarnos, y esta vida, aunque tiene mucho de bueno, la maldad, injusticias, dolor físico, moral y espiritual, quizás a muchos de nosotros, ¡no nos compensaría el pasar por ella!. Si la vida fuera tan solo estos "dos días...": ¿tendría sentido cumplir la voluntad de Dios?, ¿seríamos buenos...? y si Cristo, no resucitó, y no venció a la muerte como dice la Biblia: ¿por qué creeríamos en todo lo demás que nos dice?
Termina esta Epístola, en el capítulo 16, con salutaciones finales, y planes de visitarles, (recuerda que Pablo y Sóstenes, escriben esta Carta desde Éfeso), y como dice el último versículo: lo único capaz de solucionar los problemas de la iglesia de Corinto y de cualquier iglesia, es:
EL AMOR DE CRISTO.

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