La PRIMERA EDICIÓN del concurso: "Mirando a través de sus ojos", es la -secuela- del concurso "En su piel", llevado a cabo la Semana Santa de los años 2.016, 2.017 y 2.018
A continuación, podéis leer los relatos presentados en años anteriores por:
Javier Ochoa López-Huerta, Javier Ochoa Muñoz, y Gema López-Huerta Cisnal.
Semana Santa 2.016
#EnSuPiel2.016
#1ªEdición
#PrimeraSemanaSanta
#PrimeraSemanaSanta
Javier Ochoa López-Huerta.
Jacobo, hermano de Jesús
Oscuridad, desolación, muerte, ausencia…
La pérdida de un hermano es una de las peores cosas que te pueden pasar, y que se te muera tu hermano mayor, -que siempre ha sido tu ejemplo-, es ¡más difícil todavía! Te mata saber que en cualquier momento puede pasar, y saber que no puedes hacer nada, que no está en tus manos; pero sobre todo, ¡unas dudas enormes! A lo mejor, la profecía puede ser incierta, a lo mejor lo que Jesús dijo varias veces:
-"Tengo que morir, pero voy a volver..."-
…a lo mejor no se cumplía…
En ese momento te asustas y piensas que es mentira todo, te deprimes y solo quieres estar callado y llorar. Solo le das vueltas y vueltas respecto a si será cierto o solo era una mentira, pero aun así no pierdo la esperanza de que Dios es bondadoso y que hemos de fiarnos de lo que Él promete, y eso me tranquiliza.
No tenemos que perder la fe en ningún momento, porque cuando Dios promete algo lo cumple.
Unos años más tarde, Jacobo escribió:
-“ Hermanos míos, tened por sumo gozo
cuando os halléis en diversas pruebas…”
************
#EnSuPiel2.016
#1ªEdición
#PrimeraSemanaSanta
#PrimeraSemanaSanta
Javier Ochoa Muñoz
Malhechor compañero de Cristo en la cruz
Pues no sabría decir en que piel me gustaría estar… probablemente ¡en ninguna!
Estamos acostumbrados a vivir las mayores tragedias y victorias desde nuestras sillas de oficina, sillones de salón, y ¡como no,! siempre detrás de una pantalla de ordenador, tablet o smartphone…pero amigos, la vida real; existe y existió, y en aquella época mas todavía, ya que -lo virtual- solamente era cosa divina por aquel entonces…
Bueno toca decidirse, y aquí va mi elección: UNO DE LOS MALHECHORES QUE FUE CRUCIFICADO JUNTAMENTE CON JESÚS, pero en sus últimos momentos, supo reconocer a quién tenia al lado. Por cierto, ¡que mal sitio para tener una conversación los tres crucificados,! ¡qué poca intimidad,! desde luego un “lugar con vistas”, pero a veces es mejor no ver… ¡Menos mal! que a éste, su dolor por estar crucificado (con el castigo previo que ya llevaría), le dejo reconocer su propia culpa recriminando a su otro compañero de cruz:
-“Nosotros, a la verdad justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo" Lucas 23:41.
y aunque probablemente, no querría morir de esa forma, allí estaba, padeciendo lo mismo que alguien justo que no merecía morir. Pero que antes de que sonara la última campana, -del último round-, supo arrepentirse y pedirle al Hijo de Dios que se acordara de él cuando Su Reino volviera, ¡y así fue!, Jesús le dijo:
“…- de cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23: 43.
En aquél momento, Jesús estaba pagando por todas nuestras culpas, incluso, por las que aun ni se habían cometido y por las de ese malhechor -que sin haberlo querido-, y casi sin saberlo, fue el primer perdonado por la sangre de Jesús.
A estas alturas y respondiendo a la pregunta que se nos hacia sobre ese "sábado oscuro"; mi personaje era el que mejor estaba:
¡estaba en el paraíso!
Y volviendo al 2.016 y a mi mismo, me lleva a pensar “nosotros no somos malos”, y por supuesto no merecemos morir, pero lo haremos, ¡es inherente a nuestra naturaleza!; para que haya vida, tiene que haber muerte… sino solo habría continuidad… y ya; ¡si que seriamos insoportables, siendo inmortales!
¡Como me habría gustado estar al lado de Jesús, en cualquier circunstancia! haber sido de los que le escucharon y siguieron dejándolo todo, o de los que tocaron su manto recibiendo sanidad, y ¡por qué no! haber comido de ese pan que el multiplicó. También os digo, que habría hecho fila para probar ese vino que antes fue agua…
En fin, que me embeleso… por eso, estaréis de acuerdo conmigo que haber estado muriendo a su lado y recibir su perdón directamente, no es poca cosa. ¿verdad?
Doy gracias por seguir teniendo la oportunidad de leer libremente sobre Jesús y aprehendiendo cada día, por tener la posibilidad de experimentar Su perdón y por todo lo que me enseña, por qué nueva es cada mañana para cada uno de nosotros Su misericordia.
Amigos: que Dios os bendiga y os guarde, haga resplandecer Su rostro sobre vosotros y a los que creemos que no solo fue “un buen hombre…” nos de valentía para seguir mostrando que Su muerte no fue en vano.
Sal y luz.
*************
#EnSuPiel2.016
#1ªEdición
#PrimeraSemanaSanta
#PrimeraSemanaSanta
Gema López-Huerta Cisnal.
María, madre de Jesús
Silencio...
…
…
…
No podía encajar palabra…
…
…
No podía encajar palabra…
– Ver torturar y morir a tu niño… ¡qué te lo maten como a un delincuente! … eso, es lo peor por lo que puede pasar una madre.
Una y mil veces en esa aciaga tarde, le rogó a Dios ¡que fuera ella la que estuviera en Su lugar! pero:
– Su niño, ¡no! ¡su niño, noooo!
Su hermana, sus hijos, Juan y Maria Magdalena, no dejaban de abrazarla pero no entendían su silencio y la ausencia de lágrimas… ¿No llora Su madre? ¿Por qué no llora? ¿Por qué no se desmaya? ¿Por qué no habla y se desahoga? Pero María, a diferencia del resto de los que -le seguían-, sabía, que no había acabado esto… que “su niño”, había profetizado que moriría, pero que… ¡iba a volver! , y ella ¡lo creía!
Su conexión madre e hijo, a pesar de la divinidad que les separaba, seguía latente. Jesús, ¡nunca la defraudó! era muy diferente al resto de sus hijos; un niño muy independiente y –a otra cosa- que el resto- pero… esas miradas sin decir nada, marcaban la diferencia con el resto y a ella le transmitían paz, esperanza y… eternidad.
María consiguió escabullirse y fue a dar un paseo. ¡Qué noche tan oscura! a pesar de que la luna luciera enorme en el cielo y miles de estrellas iluminaran su camino.
La relación con Jesús, siempre había causado envidia al resto de sus hijos, naturalmente, ella, ¡los quería a todos! pero reconocía que él era especial… no solo por su manera de -ser concebido-, es que Jesús, no tenía que utilizar palabras para entenderse con ella; era como si el cordón umbilical nunca se hubiera cortado y estuviera conectado directamente a su mente y a su corazón; Él la alimentaba con Su presencia…
…“su espíritu se regocijaba en Dios, su Salvador…”
Era el momento de sacar todo eso que guardaba en su corazón.
Recordó el encuentro, con el ángel siendo apenas una adolescente; le anunció que Jesús vendría, y sería el Mesías y ella ¡le creyó!, cada día confirmaba esa verdad, sus ojos veían crecer a Jesús tanto físicamente como en Su relación con Dios Padre: una relación de fidelidad, y obediencia que inexorablemente, le iba a llevar a los acontecimientos de esa tarde de sufrimiento, todo, para cumplir con lo que estaba escrito:
… “él fue herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
Recordó cuándo se perdió en el templo de pequeño, cuándo convirtió el agua en vino en las bodas de Caná…
Su niño había crecido y ¡bien sabe Dios! que ella se debatía cada día en su deseo genuino de agradar a Dios y que se cumplieran Sus planes, y a la vez, en su corazón ardía el deseo de que Jesús fuera un hombre –“normal”-, el heredero como primogénito de la carpintería, y que llegara a formar una familia como el resto de sus hijos.
Sus emociones y pensamientos eran una vaivén; subían y caían en picado por momentos; su esperanza, y su desesperación…
Pero no, ¡no! ¡no iba a llorar,! aunque ¡SU HUMANIDAD SE RETORCIERA DE DOLOR,! porque su fe era firme; ¡no tenía ninguna duda!:
¡Jesús volvería! ¡volvería!: ¡La profecía se cumpliría!
¡Jesús volvería! ¡volvería!: ¡La profecía se cumpliría!
“…un hijo nos ha sido dado y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
María, se recompuso, volvió dónde estaban los discípulos de su hijo y les preparó algo para cenar…
*******************************
Semana Santa 2.017
#EnSuPiel2017
#2ªEdición
#PrimeraSemanaSanta
#PrimeraSemanaSanta
Gema López-Huerta Cisnal
En la piel, bueno… quizás sería más correcto decir en "el -pelo-" de “Luther”
Una lástima…
Si en vez de hace 21siglos, Jesús, hubiese venido a este mundo en la actualidad, seguro, seguro qué:
¡YO, aparecería en la Biblia!, pero ¡claro!, en -“esos tiempos”-, a mi; ¡no se me tenía en cuenta! y:
¡YO, aparecería en la Biblia!, pero ¡claro!, en -“esos tiempos”-, a mi; ¡no se me tenía en cuenta! y:
¡ES INJUSTO!
porque yo fui el que más conoció a Cristo, el que más horas compartió con él, quien dormía cada noche a su lado (los tres años que anduvimos de un lado para otro), y de los pocos, (yo diría el único) que no dudó ni un momento que volvería , después de marchase durante esos largos días, dónde todo el mundo dudaba, lloraba y tenía caras largas…
Ya mi madre, y el padre de mi madre, fueron de la familia de los “carpinteros de Nazaret”, y cuando yo nací, Jesús, acompañó en el parto a mi madre; desde entonces: ¡nunca me separé de él!, hasta ese fatídico día que le trataron -tan mal-, tan injustamente y le clavaron en una cruz… ¡No me quiero ni acordar! y lo que sigo sin entender es por qué los que se hacían llamar “amigos”, le dejaron tan solo…
¡Me sentía impotente viendo, lo que le estaban haciendo!; me quedé afónico porque mi lamento, era lo único que podía hacer y me llevé más de una patada y alguna pedrada, porque no me separé de él en todo el calvario y porque permanecí al pie de la cruz, hasta que se lo llevó José de Arimatea a esa tumba.
Durante los días que Jesús estuvo en esa cueva enterrado, permanecí a Su lado. Entré por una pequeña abertura que había en la pared: no soy muy grande y me cabía la cabeza; -“y si cabe la cabeza, cabe el cuerpo”- y yo quería dormir con el Maestro como hacía siempre.
Él nunca había estado tanto tiempo quieto, pero pensé que tal vez estaba muy cansado después de cargar con la cruz tanto rato y de todo el daño que le hicieron, y yo respeté Su descanso y esperé paciente; si él no iba a comer, ¡pues yo tampoco lo haría! y él: ¡aguanta muchísimo! (una vez estuvo 40 días y 40 noches sin comer, aunque me dijo, que eso no iba conmigo, y me proporcionaba agua y comida una vez al día)
¡Nunca me separé de él! ni esos días en el desierto, ni la noche de Getsemaní, que permanecí a su lado y vi como sudaba sangre… (sabiendo, que le esperaba lo de la cruz…) pero claro:
¡yo se muchas cosas!
pero como no salgo en la Biblia…
Yo fui el primero que le vi levantarse, (aunque la Palabra de Dios dice que fueron las mujeres…) ¡Se alegró mucho de verme! me acarició la cabeza y me miró, como solo Él sabe mirar…y me dijo:
-¡Compañero!; debes tener hambre, ¡vamos!-
...y salimos los dos tan contentos de esa cueva.
Después pasaron muchas cosas… pero eso, si lo pone la Biblia, no hace falta que yo os lo cuente.
Antes de despedirme, me voy a presentar; me llamo Luther y soy el perro de Jesús; soy un “Pastor Alemán”, y aunque ganas, no me faltaron de morder a más de uno mientras le hicieron lo que le hicieron a mi dueño, él me enseño, que no hay que “morder”, y no lo hice…
*******
Semana Santa 2.018
#EnSuPiel2018
#3ªEdición
#PrimeraSemanaSanta
#PrimeraSemanaSanta
Javier Ochoa López-Huerta.
Judas Iscariote.
Todos conocemos a Judas, es, -aunque no lo creamos-, la viva imagen de nosotros mismos. Todos somos pecadores, y hacemos cosas que sabemos que están mal.
A Judas, le vemos como un monstruo por hacer lo que hizo, pero primero, y antes de juzgar a los demás, analízate a ti mismo porque puede que no seas distinto a él... y diréis, -bueno, pero lo que hizo no tiene perdón!-, pero te digo:
¡PONTE EN SU PIEL!
Imaginaos que el Mesías viviera en nuestro tiempo; muchos siervos del diablo intentarían por todos los medios matarle, y tarde o temprano, lo acabarían asesinando...
Judas solo acortó lo que iba a ser inevitable, ya que Jesús, vino a morir, pero nosotros pensamos que hizo lo que hizo por unas pocas monedas, pero sinceramente, no creo que lo hiciera por la avaricia, del dinero, lo hizo por miedo, y Dios permitió que estuviera ahí para llevar a cabo esa tarea.
La presión, la culpa, los nervios y la tristeza hicieron que Judas, se colgara de un árbol, pero queramos o no; así somos los seres humanos y probablemente, la mayoría de nosotros también lo hubiéramos hecho, por eso, hay que pensar las cosas dos o más veces antes de hacerlas.
Lo que hizo Judas, ¡no tiene excusa!, pero Dios le quiere, ¡lo tengo claro! Da igual si somos blancos, de color, mestizos, altos, bajos, gordos, flacos... nuestro Señor nos ama y nos cuida hagamos lo que hagamos, por muy grave que sea. El arrepentimiento es clave para limpiarse de todo pecado y Dios está dispuesto a perdonar; él, es misericordioso y grande por eso sé que si Judas se arrepintió, está en el cielo junto a los demás apóstoles.
¡ARREPENTÍOS y pensar las cosas antes de hacerlas!: Dios te quiere.
“Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo,
nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.”
1 Juan 1:9
********
#3ªEdición
#PrimeraSemanaSanta
Javier Ochoa Muñoz.
#PrimeraSemanaSanta
Javier Ochoa Muñoz.
Gaius Herrero
Mi nombre es Gaius y soy herrero como lo fue mi padre y el padre de mi padre…
En casa siempre hemos trabajado en las artes del hierro, y según me contó mi madre, el fuego de la fragua y los golpes en la forja lograban cautivar mi atención por horas siendo aún muy pequeño; os puedo asegurar, que recuerdo la imagen de la primera vez que golpee el hierro incandescente para modelar una pieza y como aquella experiencia me hizo sentir: creador, creedme: no sentí el calor, ni tan siquiera pensé en el peligro que entrañaba que la pieza rozara mi piel, solo sé que logré labrarla; se trataba, de un cerrojo de una puerta.
Decir que trabajábamos bien, sonará presuntuoso, pero lo cierto es que nuestra reputación nos hizo trabajar para el “Imperio” y así herrar a toda su caballería, a veces, también recibíamos “encargos especiales.”
Hasta aquí os he contado lo que ha sido mi pasión y mi forma de vida, en unos meses cumpliré 54 años y cada mañana al amanecer, he encendido el fuego de la fragua con el rescoldo del día anterior, he encargado madera de encina para doblegar la dureza del hierro con mi martillo, me he esmerado por imprimir mi carácter en cada pieza realizada, pero hace 3 días que no enciendo el fuego, que no recibo a nadie en mi taller y que no se si algún día podré volver a empuñar el martillo para seguir creando piezas…
Con lágrimas en los ojos, os tengo que confesar que sin saber para qué serian usados: yo fabriqué los clavos que crucificaron al Maestro...
********
#EnSuPiel2018
#3ªEdición
#PrimeraSemanaSanta
#PrimeraSemanaSanta
Gema López-Huerta Cisnal.
Claudia Prócula: (esposa de Poncio Pilato)
Me llamo Prócula Claudia Pilato, y soy seguidora de Cristo, muy “fan” como diríais ahora.
Parece paradójico que justo, haya sido mi “querido esposo” el que “-permitiera-” la muerte de Jesús, pero quiero contar lo que verdaderamente ocurrió esa trágica noche del viernes de Pascua.
Jesús y yo éramos paisanos y vecinos. Nacimos en Galilea y desde pequeños, jugábamos juntos. Siempre fue ¿diferente?, bueno, para la época, -no era muy ”normal”- que se juntara con las niñas y respetara nuestra condición femenina, no haciendo distinción entre nuestro derecho, y el de los chicos a la hora de -echar pies- y formar equipos cuándo jugábamos a la “pelota de trapo prisionera” o a correr en “relevos descalzos”.
Tenía un gran sentido del humor, y también, era muy servicial, sobre todo con las madres, a las que acompañaba a sus casas cargando con el cántaro lleno de agua desde la fuente, o les llevaba los sacos con las compras del mercado.
Cuando éramos jovencitos, tengo que reconocer, que Jesús era de los más guapetes, pero ninguna chica consiguió entablar más que una buena amistad con él, siempre nos decía:
-Tengo planes-
y:
… ¡ya lo creo que los tenía!
A pesar de mi boda con un Prefecto romano, que fue enviado a Judea por el Cesar Tiberio, nunca dejé de tener contacto con Jesús y sus hermanos; incluso coincidimos en alguna ocasión durante los tres años que iba de pueblo en pueblo predicando, sanando y -ganándose enemigos- entre los fariseos, saduceos, y las autoridades religiosas que no tenían manera de “pillarle” cuando le preguntaban sobre aspectos de las leyes religiosas.
La última vez que coincidí con Jesús y su familia, fue en Caná, en una boda, -y ya le advertí-, que tanto el rey Herodes, y sobre todo Caifás, (Sumo Sacerdote y presidente del Sanedrín), no le quitaban el ojo de encima y que estaban locos por ordenar su muerte, ya que pensaban que les “revolucionaba al pueblo” y que eso de ir “resucitando muertos”, no les gustaba ni un pelo, (especialmente a Caifás, como buen saduceo que era…) pero una vez más me sorprendió su respuesta cuando le advertí qué corría peligro:
-Todo está escrito ya Claudia, el hombre propone pero es Dios, mi Padre, el que dispone, y yo he venido, justamente a eso, a cumplir Su plan…-
Bueno, -al grano-, el caso es que era domingo, el comienzo de la Pascua, y cuando me enteré que Jesús había entrado por la puerta sur de la cuidad montado en un burrito pensé: -¡típico de él!-, siempre destacando por su ¿creatividad?, por su ¿humildad?; el caso es, que siempre contrastaba con su manera de actuar como líder; – muy diferente-, a lo que estábamos acostumbrados a ver en los dirigentes de la época , el caso, es que mandé a uno de mis criados para enterarme donde iba a parar Jesús, y acercarme a que nos tomásemos algo, recordando -viejos tiempos-, pero finalmente, no pudimos quedar, ya que la cosa, no pintaba nada bien y el ambiente estaba muy revolucionado …
Poncio Pilato, mi marido, estaba muy irritado porque parece ser que el pueblo (animado ¡como no! por Caifás) quería aprovechar esos días para juzgar a Jesús por blasfemo e incluso pensaban matarle… y el cobardica de Poncio, siempre intentando escurrir el bulto, quedó con el rey Herodes para que se encargara él del asunto, ya que su responsabilidad como gobernador de Judea, le “libraba” de condenar a un galileo, pero resulta que Herodes pasó del tema, y le dijo a Poncio, que Jesús estaba en Jerusalén en ese momento, y que resolviera él y no le estropeara las vacaciones de Pascua, que tenía varias cenas organizadas en Palacio.
El caso es que me acosté preocupada por el complot que se estaba preparando contra mi amigo Jesús, y tuve un sueño terrible…
Al día siguiente mandé un mensaje a Poncio para que se buscara la vida, pero que se mantuviera al margen de lo que se estaba urdiendo desde las altas esferas religiosas y la influencia que ejercían en el Pueblo, además a mi marido, en el fondo, Jesús le caía bien y no tenía nada en su contra ya que yo le contaba muchas cosas de él y cada vez le interesaba más su forma de actuar.
Ya sabéis lo que sucedió ese viernes; al final, se salieron con la suya y os aseguro que mi marido, no lo pasó nada bien… aunque estaba acostumbrado a tomar decisiones, -muchas veces injustas-, ese “lavarse las manos” le supo mal…
El domingo me desperté temprano, apenas pude dormir pensando en María, la madre de Jesús y salí a buscarla; no dudé que estaría en la tumba de su hijo completamente hecha polvo y no me equivoqué, porque allí estaba, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando en vez de llorando, me la encontré con una sonrisa de oreja a oreja y un brillo intenso en los ojos, cuando me dijo:
-Claudia, mi niño: ¡ha resucitado!
"Le Rêve de la femme de Pilate" ("El Sueño de la esposa de Pilato"). Grabado de Alphonse François (1814-1888)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muy pronto, se publicará tu comentario.
¡Muchas gracias por tu aportación!