Semana Santa: año 33... I Parte

¡Ya estamos arrancando la Semana Santa! y para los que somos -creyentes en Cristo-, es una semana especial, en la que no solo pensamos en "vacaciones"(pero, ¡las agradecemos!), y aunque no se llenen las calles de luces de colores, como en Navidad, (-rememorando el nacimiento de Jesús-, y por lo tanto LA VIDA), celebramos ¡lo más importante para nosotros! LA MUERTE de Cristo a nuestro favor, y aunque parezca "escandaloso para algunos", que celebremos "una muerte", es que nosotros sabemos -el PROPÓSITO y el "final de la historia-"... y es que tras la muerte de Jesús, esperaba Su RESURRECCIÓN y todo lo que eso conlleva para los cristianos.

Celebramos la muerte de Jesús, porque es el medio que Dios determinó para restablecer la relación con Su pueblo, -que tras multitud de intentos por parte del Señor-, ¡no había manera de conseguir que la relación del Creador con Sus hijos fuera fluida y que el pecado que causó esta separación, ya no fuera una "interferencia" para la buena relación entre Dios y nosotros.

Pero: ¿por qué una muerte tan cruel?, ¿por que un sufrimiento físico tan terrible para volver a relacionarnos con nuestro Padre Celestial? la respuesta es que ¡Dios, no se contradice! y Él mismo instituyó el sistema de "sacrificios" en el Antiguo Testamento (con todos los rituales que se llevaban a cabo), para el perdón de pecados, y por ello, Jesús, -el Cordero de Dios- como también se le denomina, tuvo que sacrificarse, y es Su sangre, la que nos limpia del pecado, -si aceptamos ese "regalo"-.

He pensado muchas veces cómo se sentirían los discípulos de Jesús tras Su muerte; ¡su Maestro!, al que tanto esperaron, y que confiaban, sería el que les liberase del dominio romano, y al final... muere, en la cruz, como los delincuentes de la época: humillado y "vencido"...  ¿Cómo se sentirían los que le seguían durante ese "sábado oscuro", tras el viernes en el que Cristo murió, y previo al domingo en el que resucitó?

La profecía de Isaías, -sin duda-, se les "debió olvidar..."

"Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca."
Isaías 53:7

También, -"se les olvidaron"- las palabras del Maestro cuando les anunció en cuatro ocasiones diferentes según podemos leer en los evangelios que tenía que morir... 


"Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día."

Lo que sucedió ese primer viernes "santo", era la "crónica de una muerte anunciada..." pero no quisieron creerlo... ¡tuvieron que presenciarlo con sus propios ojos! y ya no pudieron negar que el propósito de la venida de Jesús ¡era Su sacrificio!

Mañana, seguiremos evocando y situándonos en estos días claves para la humanidad...

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