¿En quién confias más?

Vivimos en un mundo complicado... ¡Todo cambia!, muy pocas cosas permanecen y aunque lo malo termina pasando, lo bueno, también se acaba... 

Nos gustaría tener estabilidad en todas las parcelas de nuestra vida porque eso, nos da seguridad. Queremos "contratos indefinidos" en el trabajo, que los sentimientos de amor que profesamos y recibimos, permanezcan firmes a lo largo del tiempo, que nuestra salud no se deteriore... -¡Qué todo lo bueno permanezca, qué todo esté siempre bien...-

No encajamos bien los contratiempos que desestabilizan nuestro "frágil castillos de naipes" que es el día a día, y tememos que lo que hemos construido se venga abajo... pero este "apego" a lo cómodo, -que es tan humano-, a veces está reñido con nuestra fe, ya que nuestra tendencia natural es confiar más en nuestras fuerzas que en la providencia de Dios.

Depender cada día del sustento del Señor en todos los sentidos, ¡no es fácil!, nos gusta "pilotar" nuestra vida, y dejar los "mandos a Dios", -por mucho que digamos que confiamos-, ya que nos cuesta demasiado depender...

                                         "Pon toda tu confianza en Dios y no en lo mucho que sabes.
                    
                                    Toma en cuenta al Señor en todas tus acciones,
y él te ayudará en todo.

Proverbios 3:5-6


Miramos al cielo aprendiendo a depender de la providencia, guía y sustento del Señor en nuestra vida.


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