Artículo/ Reflexión.
¿Qué diferencia hay entre dos familias que esperan delante
de la puerta de una UCI, noticias de
alguno de sus seres queridos que se debaten entre la vida y la muerte?
Aparentemente, las dos familias, sufren, lloran, están
angustiados… ¿entonces?
Una de las dos familias tiene fe, confía que además de los
profesionales sanitarios encargados de hacer su trabajo, su confianza está
sobre todas las cosas en Dios; en Su poder para sanar a esa persona a la que
tanto aman.
La otra familia, confía en los profesionales sanitario, y en
la "buena suerte…" para que su ser querido, no muera.
Vamos a ponernos en tres supuestos diferentes:
1.-Imaginad, que el desenlace es el mismo en los dos casos:
los dos enfermos sanan.
2.-Los dos enfermos, mueren.
3.- Uno de los ingresados en la UCI, sana y el otro muere…
1.-Cuando los dos sanan, ni siquiera nos planteamos por qué
han sanado: ¿profesionalidad de los médicos?, ¿intervención divina? ¿buena
“suerte”?
2-Si los dos enfermos mueren, el triste desenlace hace que
una de las familias, caiga en la desesperación y el dolor más profundo. Piensan
en posibles negligencias médicas, en la mala suerte, y en que van a ser
incapaces de recuperarse de semejante desgracia…
La familia con fe, cae en un profundo dolor, (el mismo que
la otra familia), pero la desesperación es cambiada por esperanza y por la seguridad
de que Dios, ha tenido el control de la situación, y que les dará la fuerza
necesaria cada día para seguir adelante.
Ninguna de las dos familias olvidará a su ser querido,
aunque tal vez, una la recordará desde la desesperación y la otra desde la esperanza
en volverse a ver en la eternidad.
3-En el tercer supuesto, si muere el enfermo de la familia
sin fe, entenderán que han tenido muy mala suerte, y pensaran lo afortunados
que han sido los de la otra familia, incluso, no sería extraño que tuviesen un
sentimiento de rabia por la injusticia que han sufrido con su perdida, pero si
muere el enfermo que su familia es creyente, sin duda, les embargará la misma tristeza
por la perdida, pero no envidiaran -“la suerte”- de la otra familia;
probablemente, se alegrarán por ellos, y guardarán silencio ante Dios, pidiendo
Su consuelo y porción doble de:
“… Su paz que sobrepasa todo
entendimiento…”
Filipenses 4:7
Esto, no quiere decir que los creyentes, nos resignemos mansamente
a sufrir sin rechistar por todo lo que nos pueda venir… pero lo que si es
cierto, es que tenemos la confianza y seguridad que nada de lo que nos pasa es
“casualidad”, que nuestras vidas y las vidas de los que queremos, están en las
manos del Señor, que nos ama, y que él controla todas las situaciones.
Los creyentes, no nos libramos de los accidentes, las
enfermedades, los despidos, y las injusticias de este mundo, pero lo que si es cierto es que nuestra fe
amortigua el dolor, la confianza en la buena Voluntad de Dios, nos
restaura, y el regalo de la vida eterna,
en la presencia de Dios y libres de sufrimientos de toda índole nos anima.
La diferencia de mirar al cielo, en vez de mirar al suelo
cuando estamos pasando por los peores momentos, marca la diferencia…
Gracias a DIOS que a pesar de las di ficul tades de esta vida a pesar de esta toda la vida rodeada de en fermedades DIOS nosda fe para segir es perando en el y confial que siempre es justo con sus hijos
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