¿Tú crees que Dios nos necesita?
“El extiende el norte sobre el vacío, y cuelga la tierra sobre la nada. Envuelve las aguas en sus nubes, y la nube no se rompe bajo ellas. Oscurece la faz de la luna llena, y extiende sobre ella su nube. Ha trazado un círculo sobre la superficie de las aguas, en el límite de la luz y las tinieblas. Las columnas del cielo tiemblan, y se espantan ante su reprensión. Al mar agitó con su poder... Con su soplo se limpian los cielos...”
Job 26:7-13
Yo, sinceramente pienso, que alguien capaz de todo esto, ¡no nos necesita!, pero: ¡cuenta con nosotros!, quiere que colaboremos con él y sobre todo:
NOS AMA y quiere tener una
RELACIÓN con nosotros.
¿Quién necesita más a quién?: ¿el padre a su hijo, o el hijo al padre...?
Normalmente, son los hijos los que dependen de sus padres; de pequeños, de su cuidado, su educación y sobre todo de su afecto y protección, y cuando cumplimos años, valoramos más su esfuerzo, su amor, desvelos y generosidad.
Cuando somos padres, entendemos mejor al Señor, y la relación que él, quiere tener con nosotros: desea como buen Padre, protegernos, guiarnos, estar junto a nosotros y hacer equipo; vernos crecer, madurar y que trabajemos con él.
Una de las relaciones más fuertes y duraderas que establecemos en esta vida, es la que construimos con nuestros padres; su amor por nosotros, es verdadero, generoso, incondicional... pues: ¡mucho más, es el Amor que Dios Padre, tiene por todos Sus hijos!
“Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tú, Señor, te harás cargo de mí.”
Salmos 27:10
¡Necesitamos a nuestro Padre Celestial! y aunque él, no nos necesite, nos ha hecho embajadores suyos, colaboradores de Su Reino, ¡somos hijos del Rey de reyes!
¿Entendemos la dimensión de ese gran privilegio?
A veces pensamos que -no conocemos a ciertas “personas importantes”-, para conseguir “favores”, y no nos damos cuenta que somos hijos del ¡Todopoderoso!, el ¡Creador de los cielos y la tierra!:
¿Somos conscientes de algo tan importante?
A veces, no tenemos, porque no pedimos...
Miremos al cielo: nos espera una lluvia de bendiciones, si nos atrevemos a pedirlas...
Que hermoso es saber que siendo mayores necesitamos a nuestro pedre celestial
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