La segunda "señal" importante de esta última semana de Jesús, es la Purificación del Templo que aparece con diferentes matices en los cuatro Evangelios.
El Templo de Jerusalén, estaba ubicado en la zona más alta de la ciudad, junto con la torre Antonia construida por los romanos. Desde ahí se divisaba, todo lo que acontecía en el Patio de los gentiles, ese lugar dónde en la Pascua, se convertía en un MERCADO (venta de animales para los sacrificios, cambios de moneda para poder comprar los animales y ofrendar; -como ya vimos: monedas sin imágenes-), y cuándo Jesús, tira las mesas de los cambistas y se da a Sí mismo la autoridad de que el templo es SUYO, es el DETONANTE para que empiece a gestarse su muerte en la mente de las autoridades:
«Escrito está —les dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración”; pero ustedes la están convirtiendo en “cueva de ladrones”».
Mateo 21:13
Tanto para los Saduceos como para el poder político romano, este acto de Jesús en el Templo, fue una amenaza muy clara contra su poder. Ellos, ¡lo veían todo! desde la parte más alta y privilegiada de la ciudad; que justamente era, el epicentro de la corrupción...
"Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la le vieron que hacía cosas maravillosas, y que los niños gritaban en el templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron."
Mateo 21:15
"... y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los dirigentes del pueblo procuraban matarlo."
Lucas 19:47
Jesús, en varios ocasiones habló de la destrucción física del Templo, que efectivamente, años más tarde se materializó, y fue "sustituido" por la IGLESIA: personas que son "piedras vivas..."
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