Filipos era una ciudad perteneciente al Imperio Romano, y su nombre proviene del tiempo en el que Alejandro Magno conquistó esa zona griega, y le puso el nombre de su padre, por lo cual, era "zona pagana", sin judíos, donde convivía una población mixta de griegos y romanos, que rendían culto al Cesar (Nerón),
Curiosamente, las mujeres eran liderazgo en esa iglesia, y varías, son mencionadas por Pablo, como fieles colaboradoras en la obra , -en especial Lídia-, una "adinerada mujer", -que se dedicaba al comercio-, y que fue bautizada tras la predicación de Pablo; probablemente, la iglesia, se reunía en su casa.
Por este trasfondo cultural greco-romano, la iglesia en Filipos, sufría presiones porque iba contra-corriente, respecto a sus creencias y costumbres, negándose a arrodillarse ante el emperador como hacían el resto de sus conciudadanos.
No aparecen en esta epístola grandes problemas internos de esta iglesia, aunque si se mencionan algunas diferencias entre dos mujeres: Evódia y Síntique, a las que Pablo anima a reconciliarse.
Con esta breve semblanza, podemos comprobar que hay ciertas similitudes entre la iglesia de los Filipenses, y las nuestras en occidente, ya que convivimos en una sociedad con valores muy distintos a los nuestros y que se arrodillan, ante "dioses humanos". Tampoco estamos exentos de "diferencias entre nosotros" dentro de la iglesia, pero como los Filipenses, debemos ser "contracultura", en nuestra sociedad.
Mañana, más...
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