Si hay algo que en estos días oscuros nos mantiene, es:
la esperanza...
y es que, la incertidumbre que nos rodea en los últimos tiempos nos inquieta y hace que la desazón por lo que nos toca vivir, nos quite cualquier asomo de optimismo.
Personas muy queridas están en el hospital, otros, están perdiendo sus trabajos y no sabemos hasta cuando estaremos sufriendo infecciones y muertes...
La Palabra de Dios, siempre ha sido nuestro sustento, pero ahora lo es: ¡más que nunca!, por eso, cuando el temor nos atenaza, acudimos al lugar donde podemos estar confiados:
¿Por qué voy a inquietarme?
¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza,
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios!
Salmos 42:11
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones,
sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;"
Romanos 5: 3-4
"Mis planes para vosotros solamente yo los sé, -dice el Señor-
y no son para vuestro mal, sino para bien. Voy a daros un futuro lleno de bienestar."
Jeremías 29:11
Este tiempo nos está sirviendo para grabar a fuego en nuestro corazón la Palabra de Dios, para conocer más a nuestro Señor, para comprobar Su fidelidad, para crecer en fe y madurar, para que aumente nuestra paciencia, y deseemos más que nunca la voluntad del Señor, -agradable y perfecta-. Si lo conseguimos: ¡debemos dar por bueno todo lo que nos está pasando!, será un tiempo aprovechado y sin duda bendecido en el presente y en lo que esté por venir...
Ten un día lleno de esperanza...
#QuédateEnCasa.
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