Ayer tratamos la primera parte del versículo de Salmos 37.7:
"Guarda silencio ante Dios, y ..."
Salmos 37:7
hoy, trataremos de la segunda:
Es increíble que en tan solo ocho palabras, encontremos tanta enseñanza, y dos disciplinas espirituales importantes, y que la verdad, -no practicamos cómo deberíamos-, cuándo podrían traernos: GRANDES BENDICIONES a nuestra salud espiritual.
Dentro de varias de los significados que tiene la palabra ESPERAR, el diccionario de la Lengua Española, recoge la de: "esperanza en conseguir lo que se desea" y es que para nosotros,
-ESPERAR-, no suele ser algo positivo... más bien nos suena a tedioso... ¡A nadie le gusta esperar!, pero este matiz de esperar/esperanza, puede cambiar nuestro concepto de la espera...
Cuándo pedimos algo insistentemente a Dios, y "tarda en contestarnos", tenemos dos enemigos:
-El reloj y
-Nuestra mente...
Y es que esperar en Dios, es algo que debe basarse en nuestra confianza en el Señor y no en nuestra "prisa"... ¡Dios SIEMPRE contesta!, aunque a veces, Su respuesta, no coincide con lo que deseamos, por eso, la espera, debe partir de nuestro corazón: de la seguridad que tenemos en que la Voluntad de Dios, es siempre agradable y perfecta, y si tenemos que pasar por "sufrimiento" mientras se resuelve lo que esperamos, tendremos que aprender a transitar por ese camino, que no nos gusta nada... pero que sin duda, nos hará crecer, madurar, y sobre todo, DEPENDER de la Misericordia y la Gracia de Dios.
Tenemos que ser conscientes, que nuestra mente, cuando queremos algo, ¡no deja de MAQUINAR!, de intentar resolver lo antes posible por nuestra cuenta... si es necesario, acudir a nuestro amigos y conocidos para que lleguen dónde nosotros no podemos llegar. Deberíamos cambiar radicalmente nuestra manera de ESPERAR si queremos ver a Dios actuando y:
ESPERAR CONFIADOS
Espera.
#QuédateEnCasa
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