Amigos...

El verdadero significado de la amistad, no es algo que en la actualidad se tenga muy claro... sobre todo para las nuevas generaciones, -que gracias a los "amigos virtuales"-, el concepto de amistad, ha sufrido un cambio sustancial.

Un buen amigo, requiere presencia física a nuestro lado, -dentro de lo posible-, ya que la distancia geográfica, siempre ha sido un "handicap" pero no es algo que impida, -que en ciertos momentos importantes de nuestra vida-, la distancia física, puede salvarse, haciéndose posible y necesario el encuentro con nuestr@s amig@s, para poder sentir su abrazo de cariño y complicidad.

La amistad es un compromiso, y eso implica estar para lo bueno y también para lo malo; se trata de una especie de "contrato", -no escrito-, pero que ¡firmamos encantados!, ya que poder dar y recibir en una relación, es básico para nuestra vida, nuestra salud emocional y lo que sin ninguna duda: alimenta nuestro espíritu.

Como todo compromiso, implica la aceptación de lo bueno y también de lo malo de nuestr@s amig@s, y empeñarnos en cambiar "eso" de ellos que no nos gusta... ¡no es buena idea...! ya que la aceptación de sus virtudes y defectos, es "la prueba del siete" de nuestro amor...

La Palabra de Dios nos habla de la amistad en muchos de sus libros, y hay algo que me llama poderosamente la atención:

“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” 
Amós 3:3

Uno de los vínculos que más pueden unir a dos amig@s, es su fe y aunque todos tenemos muy buenos amigos que no comparten nuestras creencias, cuando encontramos un@ con el que compartir nuestra esperanza, difícilmente, podrá quebrarse esa relación, ya que es más GRANDE lo que nos une que lo que podría llegar a separarnos...

Miramos al cielo, pidiendo constancia, compromiso y amor para nuestros amigos...




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