29 de abril de 1.979,
calle Talía, nº 26,
Madrid.
Bajo un árbol repleto de lilas moradas y blancas,
acepté el sacrificio de Jesús en la cruz por mi.
¡La mejor decisión que he tomado en mi vida!
Apenas era una adolescente, pero tuve muy claro lo que hacía y a lo que esto me comprometía, aunque ahora, viéndolo con la perspectiva de los años, me doy cuenta que esa "pasión juvenil", no me dejaba ver con nitidez ¡cuánto marcaría mi vida! y profundo, e importante de esta decisión...
Agradezco al Señor que esto ocurriera siendo tan joven; ¡teniendo toda la vida por delante! para vivir y disfrutar de esta decisión, y para afrontar mi vida bajo la guía y protección de Dios, y no con mi propio criterio o arrastrada por cualquier otra corriente de pensamiento, o moda.
"Lo que antes sabía de ti
era lo que me habían contado,
pero ahora mis ojos te han visto,
y he llegado a conocerte."
Job 42:5
Hago totalmente mías estas palabras del libro de Job, y es que viviendo en España, y estudiando en un colegio religioso, había oído hablar de Dios a lo largo de toda mi vida, pero eso nada tiene que ver con experimentar en primera persona lo que significa relacionarse con Dios de tú a TÚ.
Han pasado muchas cosas en estos cuarenta años, pero puedo decir como el pueblo de Israel en el libro de Samuel:
-"Hasta aquí, me ayudó el Señor"-.
No siempre -todo-, ha sido un camino de rosas, aunque tengo que reconocer que me siento una "hija predilecta", ya que el Señor me ha librado de muchas cosas que me hubieran hecho pasarlo mal, y en cambio, ha puesto a mi lado personas y me ha permitido pasar por experiencias que me han hecho vivir "mirando al cielo" muy agradecida:
-Una familia que siempre me ha cuidado y querido.
-Un marido excepcional.
-La bendición de tener un hijo y conocer así, cuánto se puede amar incondicionalmente.
-Unos amigos excelentes que han estado conmigo en lo bueno y muy cercanos en lo malo.
-Salud, bienes materiales y alguna "experiencia difícil", para crecer en fe.
Además, el Señor, ha puesto la "guinda del pastel" para celebrar por todo lo alto estos cuarenta años juntos: me ha regalado el privilegio de formar parte de ICONO, una iglesia que se ha convertido en mi familia, y que me permite seguir aprendiendo, creciendo y experimentando que se puede vivir el evangelio con pasión, dándome la oportunidad de: ¡re-CONOCER a Jesús como referente de mi vida, re-VALORAR el privilegio de ser hija de Dios, y re-AGRADECER la guía, consuelo, ayuda y protección del Espíritu Santo en mi día a día.
¿A por otros cuarenta?
¡Pues lo que el Señor quiera! Mientras, seguiré viviendo para Su gloria hasta estar en Su presencia.
Gema López-Huerta Cisnal
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