Lo más importante...

      Si te preguntan, ¿qué es lo más importante de tu vida?, ¿qué es lo primero que te viene a la cabeza? 

            ¡Venga!, ¡sé sincer@!...

¿Tu trabajo?, ¿la familia?, ¿alcanzar esa meta que te has propuesto?, ¿terminar de pagar la hipoteca? o... incluso, algo un poco más “espiritual”... ¿qué crezca tu iglesia?, ¿conseguir ser fiel en tu devocional diario?, ¿aumentar los tiempos de estudio bíblico y oración?

Nos proponemos metas y eso: ¡es estupendo! pero, ¿qué pasa cuando no se cumplen nuestras expectativas...?Inevitablemente, nos frustramos, nos preocupamos, y el desánimo nos atrapa, empezando a perder fuerza y a des-esperanzarnos...

     ¿Por qué voy a desanimarme?    ¿Por qué voy a estar preocupado?    Mi esperanza he puesto en Dios,    a quien todavía seguiré alabando.            ¡Él es mi Dios y Salvador!            Salmos 42:11


Nuestra esperanza, ¡debe estar en el Señor! y la fuerza para alcanzar nuestros objetivos, ¡debe venir de él!, nosotr@s, mientras, seguiremos mirando al cielo y ¡alabándole!


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