"El mundo es mi iglesia..."
John Wesley
El concepto de iglesia, podría ser tan variado, como los miembros que la integran. Seguramente, si hiciésemos una encuesta, encontraríamos todo tipo de opiniones al respecto; desde los que tienen un concepto equilibrado de lo que es la iglesia, (Cuerpo de Cristo), como los que quizás, la tradición, la rutina y la costumbre es lo que hace que se llenen los bancos cada domingo de lo que consideran "su iglesia".
Tras el Congreso en Madrid de 2017 del 500 Aniversario de la Reforma Protestante, las conclusiones apuntaban que la Iglesia Evangélica en España, y el resto de Europa, no goza precisamente en este momento de buena salud... Se pueden encontrar en ciudades emblemáticas europeas, -cuna del protestantismo-, iglesias convertidas en restaurantes o lugares de ocio, ya que la membresía ha ido desapareciendo de los templos, buscando otras alternativas de "espiritualidad", o sencillamente, no han considerado la iglesia como un lugar donde desarrollar su fe y además, las relaciones con los hermanos, no cumplían las expectativas que esperaban.
La iglesia no es algo que hemos "inventado" los creyentes; es un deseo que parte del corazón de Dios, por lo que debemos plantearnos con seriedad y profunda reflexión, la situación de nuestra iglesia actual.
El Señor nos ha dotado de dones y talentos que debemos poner al servicio de Su iglesia y para Su gloria, además de ser receptores de una comisión que llevar a cabo:
por lo tanto, la iglesia que se estructura con una visión que no sea esta, tendría que tomar tiempo para reflexionar seriamente y "hacer matices", y quizás, deberíamos hacer cambios en, -ciertas estructuras y costumbres- que están tan enraizadas en nuestras iglesias que pueden llegar a desviarnos del verdadero sentido que tiene el Cuerpo de Cristo.
La iglesia primitiva que vemos en el libro de #Hechos de los Apóstoles dista mucho de las congregaciones actuales en las que: -todo se compartía- :
"...vendían todas sus propiedades
y sus bienes y los compartían con todos,
según la necesidad de cada uno."
Hechos 2:45
y claro, vivimos en una época dónde la mayoría de nuestro tiempo y energía, no la dedicamos a "ser iglesia", la dedicamos a trabajar, ir a clase, compartir tiempo con familia y amigos, descansar...etc, y en la mayoría de los casos, dedicamos a nuestra congregación, unas horas el domingo, y como excepción, -algún culto de oración-, estudio bíblico, o grupo de hogar: nada que ver con una vivencia intensa y continua. (Insisto, en que tal y como está organizada nuestra vida en la actualidad, las distancias que nos separan de la iglesia, las responsabilidades laborales y familiares y el agotamiento del día a día, hacen que la vida de iglesia se reduzca a unos mínimos).
Compartir el pan, (una vez al mes en la mayoría de las iglesias protestantes), -veinte minutos de alabanza juntos como congregación-, escasos momentos de oración en grupo y la predicación dominical, suele ser la participación habitual de los asistentes a nuestras iglesias; ¿de verdad, es suficiente?
El discipulado, los relevos en los ministerios, las responsabilidades en diferentes equipos de trabajo, las visitas entre semana a hermanos enfermos o personas que viven en soledad, se reducen a mínimos.
No estaría mal que los retiros anuales de nuestras iglesias se dedicaran a reflexionar sobre la situación de cada congregación, para enfocar, -si fuese necesario-, la dirección que estamos tomando, analizando la visión de la iglesia, los presupuestos económicos, el calendario de actividades, la evaluación de cada evento llevado a cabo para la edificación de los miembros y más aún las actividades evangelísticas, no dejando que solo el Consejo de ancianos, diáconos o el pastor de la iglesia, se encarguen de esta labor...
Los creyentes, no somos individuos que vivimos en SOLEDAD una relación con Dios, él quiso un Pueblo, y quiere una iglesia, formada por miembros que juntos, miren al cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muy pronto, se publicará tu comentario.
¡Muchas gracias por tu aportación!