"Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro, y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse y les dijo:
-Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora y decía:
-Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú."
Marcos 14: 32-36
La fragilidad de Jesús, queda clara en este pasaje en el que no teme ser visto como el anti-héroe y manifiesta su angustia ante lo que le espera...
Arranca la noche de la pasión de Jesús, con este momento inquietante, en el que la parte humana de Jesús, es muy consciente de lo que va a padecer, y aún así, aparece el SIERVO dispuesto a sufrir en Su carne lo que sabemos que le esperaba, y dispuesto a cumplir el propósito para el que vino a la tierra.
Aunque rodeado de Sus discípulos, ¡Jesús esta SOLO en la noche más TERRIBLE de Su vida!; incluso los tres apóstoles más cercanos a él, (Pedro, Juan y Jacobo), ¡DUERMEN!
"Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?
Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle.
Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.
Marcos 14: 37, 40-41
Estos pasajes, dan mucho que pensar... y no puedo evitar preguntarme: -¿me vencería a mi el sueño en esas circunstancias? y... ¿a ti?
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