nsecuencias de nuestros actos.
La disciplina por parte de Dios a Sus hijos no es algo sin sentido, es parte de Su amor por nosotros, y los que tenemos hijos, podemos entenderlo muy bien; es una lección que no olvidamos y que nos -ayuda- para el resto de nuestra vida, además, que la disciplina del Señor, no solo puede venir por un error cometido, sino también como la manera de moldearnos y formar nuestro carácter haciéndonos más como Cristo.
¿Nos gusta "sufrir"? Pues ¡NO! pero si no fuera por lo impactante que es para nuestra vida, quizás siempre caeríamos en los mismos errores y sufriríamos consecuencias más terribles aún que el castigo, alejándonos de la imagen de Dios que Él quiere que mostremos a este mundo.
¡Ánimo! Dios nos ama como a hijos queridísimos! ¡No lo olvidemos!
Tened un buen día.
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