El versículo sobre el que meditamos hoy; ¡no tiene desperdicio!, nos da dos instrucciones IMPORTANTÍSIMAS y muy saludables para nuestro día a día.
Primero: confesar nuestras ofensas, pedir perdón, ¡disculparnos! cuándo hemos hecho mal a alguien, ¡es RESTAURADOR!, para la persona ofendida y también para nosotros ya que nos permite estar en paz con el otro y con nosotros mismos.
Y en segundo lugar, todos sabemos que en los momentos más difíciles, (cuándo nos faltan las fuerzas...) ¡necesitamos que otros clamen a Dios a nuestro favor! y esta recomendación del versículo de hoy ¡es CLAVE!
Todos hemos pasado por momentos difíciles, y podemos dar fe, que cuándo nuestros hermanos han empezado a pedir al Señor por nosotros, hemos sentido que: ¡de ninguna manera estamos solos!, el apoyo de los que creen en Dios y piden a nuestro favor, nos da ánimo para seguir adelante. El Señor escucha el clamor de Sus hijos, y quiere nuestro bien y que nos ayudemos unos a otros.
¡Bueno! Pues aquí tenemos doble ejercicio para hoy y también, doble bendición...
Que tengas un buen día.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muy pronto, se publicará tu comentario.
¡Muchas gracias por tu aportación!