Entonces: ¿en qué nos diferenciamos del resto de la gente? pues sobre todo, deberíamos mostrar con claridad el fruto que el Espíritu Santo "cultiva" en nosotros.
Amor, Gozo, Paz, Paciencia, Benignidad, Bondad, Fe,
Mansedumbre y Templanza.
Son, señas de identidad de los discípulos de Cristo. Llegar a este FRUTO sin la ayuda del Espíritu Santo es complicado... por muy responsables que queramos ser, por muy disciplinados... es difícil ser constantes, además, que estas señas de identidad deben ser algo PERMANENTE y no algo que -se practique de vez en cuando...-
El Espíritu Santo, será el encargado cada día de hacer crecer ese fruto; Él, está en nosotros y debemos -dejarle hacer- ¡rendirnos a Su poder y Su guía!
Os animo a MEDITAR en el Fruto del Espíritu; a diferenciar entre ese AMOR que viene de Dios y que es fuerte, permanente, eterno... y el amor que como humanos ejercemos en muchas ocasiones desgastado, roto, pasajero, caprichoso... Ese Gozo que no se viene abajo ante las dificultades, la Paciencia, Benignidad, Bondad, Paz ... que el Espíritu nos infunde y que son solidas, permanentes, sobrenaturales en contraposición a las del ser humano (paciencia que se agota, bondad y benignidad solo entre -los nuestros-, paz, cuando las cosas salen como queremos...etc)
"¡Por sus frutos los conoceréis...!"
Mateo 7:16
Que tengáis un buen día.
abril 2016
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