Ayer, domingo 27 de octubre de 2019, perdí una persona muy importante para mi, y lo peor, es que no tengo la certeza de volver a verla en la eternidad, (solo Dios lo sabe...), y esto, me produce una desesperanza y a la vez una prisa por que nadie pase por mi vida sin saber que hay toda una eternidad esperándonos después de esta vida...
Creo que el “protocolo legal y social” que hay en España en cuanto a la muerte, ¡es terrible! reiteró una vez más, lo morboso, y antinatural que resulta cuando estás desgarrado por la pérdida de un ser querido, que te esperen 24 horas en las -que toca- recibir a familiares, vecinos, o amigos que, a veces de corazón, y otras, “por cumplir”, se acercan al tanatorio, a dar sus condolencias y en la que te ves obligado a narrar una y mil veces la razón que te ha llevado allí.
El cansancio del hospital, -si la enfermedad- es, la que ha llevado a tu ser querido al tanatorio, o el shock, -si la muerte ha llegado “por sorpresa”-, hace que no estés en condiciones de recibir a nadie, porque sólo quieres estar en tu cama, con todo apagado, llorando y lamentándote en silencio, o -a gritos- por tu pérdida, pero las normas o costumbres sociales actuales, nos ¿obligan? a mantenernos en pie, y a -aguantar- estoicamente el abrazo sentido o peor aún, -las palabras de cumplido-, de los que te vienen a ver y que indiferentemente de sus intenciones, reconoces, y agradeces encarecidamente, por el esfuerzo de llegar hasta allí y mostrar más o menos empatía con tu sufrimiento.
Yo ayer, me sentí fatal y bien a la vez, porque en el fondo fue un día feliz y triste; feliz porque terminó un sufrimiento prolongado, y triste, por la ausencia, y la desesperanza.
Ayer, fue un día de contrastes, al sentir el amparo, abrazo, empatía, generosidad y amor incondicional de la comunidad cristiana donde me reúno los domingos, en donde en muy pocos meses, he recibido más cariño que en 40 años de creyente; (se que esto va a escocer, pero es la pura realidad), pero me hace ¡dar gracias a Dios! por el regalo que me tenía guardado y en mi madurez, el Señor nos ha regalado.
No me sorprendió que mis amig@s de toda la vida, estuvieran ayer a mi lado, y su abrazo, su mano sosteniendo la mía y su mirada empañada por mi dolor, calmarán mi desazón y convirtieran mi día gris en un "amanecer en el Caribe", pero a la vez, tampoco me sorprendió los acompañantes de “protocolo impecable” que ¡nunca faltan!, que vienen a darte dos besos de cumplido, y apuntan en sus “libretillas”, el "check", con una casilla en blanco al lado, esperando que se lo devuelvas cuando les toque a ell@s... (pues me temo que por mi parte, la casilla va a quedar en blanco, porque yo no soy de cumplir, sino de verdad, y de acompañar, acompañar, ¡o nada!)
Se que estoy siendo demasiado cruda en esta reflexión, pero, ¡es lo que siento! y como estoy en mi blog, y hay “entrada libre”, puede pasar quien quiera y puede irse cuando le apetezca; aquí no se obliga a nadie a leer lo que escribo (o vomito en un día, que arranca con un entierro), y si en casa no podemos hablar con libertad, entonces ¡estamos arreglados!.
Si de alguna manera te ofenden mis palabras o te sientes “encasillad@“, en mi crítica, te pido perdón, pero sobre todo, te pido reflexión, y si es necesario, hasta -propósito de enmienda-, para que en tu próxima visita a un tanatorio, seas ese "amanecer en el Caribe" tan necesario en un día gris...
Capítulo a parte, merecen l@s calladit@s, y ausentes que han guardado silencio en el día de ayer; los que la próxima vez que la vida nos junte, dirán: -¡ay, por cierto!, me enteré de lo de tu tía y ¡lo siento mucho! pero no pude ir porque : ... (y aquí, va la excusa pobre y poco creativa que ofende más que otra cosa, y duele más aún, que la falta no justificada...)
Es posible que yo no haya estado a la altura en las ocasiones que estuve -del otro lado-, cuando yo no era la afectada, por eso yo también aprovecho para “hacer acto de contrición”, después de reflexionar sobre este tema, que quieras o no, enfrentaré, -desafortunadamente-, de uno u otro lado, tarde o temprano, (por cierto, -qué últimamente-, más temprano que tarde...) y en el que me propondré, ser “amanecer en el Caribe” o ausente sin disculpas.
Y es que, aunque no paro de cumplir años, sigo siendo radical, -sin escala de grises-, y es que, mi modelo a seguir en la vida, también era radical: -conmigo, o contra mi-, y la verdad, ¡es que creo que en días como el de ayer, estuvieron conmigo, -más personas-, que los que estuvieron contra mi, y yo: ¡me quedo con eso! dando gracias a Dios por mis amig@s, y sintiendo mucho que algun@s otros sé perdieran eso de:
-“...más bienaventurado es dar que recibir”.
El primer abrazo del día lo recibí de las promesas de Dios: -mi amigo más fiel-
imprescindible en un día gris...
“No tengas miedo, pues yo estoy contigo;no temas, pues yo soy tu Dios.Yo te doy fuerzas, yo te ayudo,yo te sostengo con mi mano victoriosa”Isaías 41:10
Así que está promesa, además de Javi, mi marido, -ayuda idónea en lo bueno y en lo malo-, mi iglesia, y mis amigos, llenaron de luz la oscuridad en la que me envolvió ayer la muerte, -contra la que los seres humanos luchamos y, ¡nos resistimos como imagen de Dios que somos, ya que tenemos eternidad impresa en nuestro corazón-, y nos entristece, devasta y hace que nos retorzamos de dolor ante su dictadura.
Maina, te quiero y te querré siempre. Descansa en paz.
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