El silencio...
La oración, es una conversación, porque quizás, podríamos pensar que orar es, -únicamente-, hablar-le a Dios, contándole lo que nos preocupa, lo que queremos; -confesándole nuestros pecados-, o sencillamente, alabándole, pero orar es ¡MUCHO MÁS!: orar, es CONVERSAR con el Señor, y como en toda conversación entre dos, uno habla, y otro escucha, por lo tanto, ¿pensáis que Dios solo se dedica a escuchar y nunca interviene?; si fuera así, la oración sería un monólogo y no un diálogo.
Puedo entender que ahora mismo, más de un@, esté un poquito "perplej@"... pero: ¿cómo que la oración es un diálogo?, ¿Dios puede comunicarse con nosotros en conversación?, tal vez, es que NUNCA le hemos dado esa oportunidad, porque nos limitamos a hablar, hablar, hablar y cuando terminamos, decimos: -Amén-, y: ¡a otra cosa!. Dios, ¡es "un caballero"!, y no va a ponerse a hablarnos, mientras nosotros oramos; respeta y escucha lo que le decimos, pero deberíamos plantearnos también, guardar silencio ante Él.
Quizás Dios, no habla con una voz audible a nuestros oídos, (aunque a veces si lo ha hecho: Éxodo 20:22. "Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: -Vosotros habéis visto que os he hablado desde el cielo...-"), pero lo que debemos tener claro es que el Señor, siempre nos habla a través de la Biblia, por eso, cuando oramos, debemos tener presente Su Palabra, y rememorarla cuando nos acercamos a Él en oración.
"Guarda silencio ante Dios, y espera en él..."
Salmos 37:7
¿Te atreves a hacer la prueba?
Los silencios, a veces, pueden resultar "incómodos", pero cuando empecemos a practicarlos en nuestras "conversaciones con Dios", ¡disfrutaremos de ellos!, y notaremos que el Señor, está presente, cerca, y atento a nuestro clamor. Nuestros diálogos con el Padre Celestial, empezarán a ser imprescindibles y desearemos estos encuentros diarios, para contarle a nuestro Padre, y para escucharle...
Miramos al cielo aprendiendo a estar en silencio...
Continuará...
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