Cuando oímos hablar de "disciplina", nos ponemos un poquito nerviosos... Nos suena a trabajo, -a trabajo duro- y constante... y si a disciplina, le sumamos lo de espiritual..., ahí si que ya nos tensamos más, porque si a la disciplina que se nos impone en las responsabilidades del día a día, añadimos la disciplina a nivel espiritual, entonces, se nos -acumula el trabajo-.
Una disciplina, es un entrenamiento diario, y en lo que se refiere a la disciplina espiritual, debe ser un camino que emprendimos en el momento que decidimos comprometernos con Jesús, y caminar creciendo a Su lado el resto de nuestra vida.
No sirve la "buena voluntad", o la "responsabilidad personal" para -disciplinarnos en lo espiritual-, es necesaria la INTERVENCIÓN del ESPIRITU SANTO, si queremos avanzar en estas disciplinas, ya que como humanos y en nuestras fuerzas, -nos cansamos fácilmente-; no somos constantes, equivocamos nuestras prioridades con facilidad, y solemos caer en tentaciones que nos apartan de ese "entrenamiento diario..."
La disciplina espiritual no es una práctica solo individual, también ha de fomentarse en grupo: -en la iglesia-
Los beneficios de llevar a cabo las disciplinas espirituales es que conseguiremos crecer y madurar espiritualmente, consiguiendo transformar nuestro pensamiento, comportamientos e incluso moldear nuestro carácter.
A la lectura de la Biblia, y la oración, tanto individual como colectiva, debemos añadir, la alabanza, ofrenda, predicación, la cena del Señor y la comunión entre nosotros.
A la disciplina espiritual de la lectura de la Biblia, debe acompañarle la meditación, estudio y reflexión, y si añadimos la memorización de la Palabra, ¡mejor aún!, ya que la Palabra de Dios, acudirá a nuestra mente cuándo más lo necesitemos!, y será gran Recurso de ayuda para nosotros.
La oración, ¡cambia nuestra vida...! nos da esperanza y mantiene latente la comunicación con Dios; demuestra nuestra confianza en el Señor, y consigue que aumente nuestra paciencia, además de permitirnos comprobar la protección, el amor y el control de todas las situaciones de nuestro Padre Celestial para nuestras vidas. El ayuno, es un complemento de la oración, y podemos enmarcarlo como un paso más en nuestra disciplina espiritual.
Hablaremos más sobre estas "disciplinas espirituales", un tema muy interesante con muchas posibilidades y matices...
Miramos al cielo, y el Espíritu Santo, acude en nuestro auxilio ayudándonos a practicar estas disciplinas espirituales...
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