Trabajamos para ganarlo, nos apasiona gastarlo, invertirlo o ahorrarlo. Algunos lo comparten con generosidad, regalando, apadrinando, donando... y otros lo atesoran...
La Palabra de Dios, habla en muchas ocasiones de dinero, de bienes, de pertenencias, y que esté escrita hace miles de años, no significa que sus enseñanzas acerca de este tema, estén desfasadas o pasadas de moda, porque el ser humano, es el mismo ahora que antes; su ambición, y lo que se consigue con el dinero, siempre es y será un anhelo para nosotros.
Existen dos tendencias o dos teologías sobre el dinero: "La teología de la pobreza", en la que se defiende que no disponer de bienes materiales, te hace más espiritual y cercano a Dios en contraposición a los que poseen dinero y bienes:
Y por otro lado "La teología de la prosperidad", que predica, que Dios, bendice y prospera a Sus hijos cuando nos relaciónamos con él:"Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción."1ª Timoteo 2:9
"La bendición del Señor trae riquezas..." Proverbios 10:22Todos los textos, sacados de su contexto, nos van a inducir a error. Tampoco podemos contar los versículos -"que hablan mal del dinero"- comparándolos con las bendiciones y prosperidad que Dios, regala a Sus hijos, por lo que debemos acercarnos a la Palabra de Dios con sabiduría y guiados por el Espíritu Santo, llegando a una sana conclusión que tenga que ver con nuestra particular e individual relación con el dinero.
Conocemos a gente muy rica, que hace grandes donaciones para la obra de Dios, que ayuda a los necesitados con sus patrimonios, y también gente muy pobre que da todo lo que tiene para la Gloria de Dios, o por el contrario, ricos que atesoran, y utilizan sus bienes para su propio bien y pobres que no dan nada porque creen que se hundirían más en su pobreza según su entendimiento...
No voy a dar la solución a todos estos supuestos... Este devocional, solo quiere llevaros a reflexionar de manera individual sobre vuestra relación con el dinero: las comodidades que trae y también las tentaciones. Os animo a que investiguemos en la Palabra de Dios, hasta que lleguemos a una conclusión de nuestro caso en particular...
Miramos al cielo, buscando respuestas...
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