Prisa, salud...

Vamos "corriendo" por la vida, (sin chandal, pero a toda velocidad...), llevamos vidas de locura y los avisos que nuestro cuerpo nos da, (pequeñas alarmas que el Señor a puesto en nuestro cuerpo), nos avisan que tenemos que parar: dolores tensionales de cuello, espalda, articulaciones, cabeza, insomnio... pero ¿qué hacemos? tomamos un analgésico y seguimos nuestra carrera...

Todos lo hacemos, incluso nuestros líderes en la iglesia, son los primeros que ignoran esas "alarmas" haciendo caso omiso a estos mensajes que nos advierten de que tenemos que cambiar nuestra manera de vivir, porque si no, la factura a pagar va a ser muy cara...

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?


1ª Corintios 3:16

Somos templo del Espíritu Santo, piedras vivas que construyen la iglesia, miembros de un cuerpo cuya cabeza es Cristo, así que nos conviene cuidarnos, porque si no escuchamos "las alarmas" no cumpliremos la función para la que hemos sido creados; nuestro cuerpo es importante y no debemos descuidarlo.

Tal vez se hace necesario parar un momento, revisar nuestros horarios, hábitos alimenticios, tiempo dedicado al descanso, y repasar tranquilamente nuestra lista de prioridades; quizás, podemos eliminar algunas cosas, y valorar muy seriamente que es lo primero para nosotros, si de verdad el Señor es lo más importante en nuestra vida, tal vez el celo por nuestro trabajo está ocupando Su lugar, o el tiempo de ocio nos esta robando sueño, o las preocupaciones nos producen insomnio...

Examinarnos, pedir al Señor que nos muestre que estamos haciendo indebidamente, arrojará luz sobre lo que debemos hacer para mantenernos equilibrados, tal vez, debemos dejar de pedir en nuestras oraciones que Dios, bendiga nuestras agendas, y empezar a pedirle que sea Él, quién las escriba...

Miramos al cielo pidiendo discernimiento...




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