Mucho que tuviera yo ahí...

Si tuviera que definir a mi padre con una palabra, sería muy fácil: NATURAL, y eso, es una virtud en extinción, ya que hoy en día, el "postureo", el aparentar, "disfrazándose" -de quién no eres- con una marca que apunta a una clase social, -que no es la tuya-, o la utilización de complicados discursos a la hora de expresarse: -nada-, tenían que ver con mi padre, él era de: -"al pan pan y al vino vino"-

Es raro referirme a él, como: "ÉRA", apenas hace unas horas que usamos el "pasado" cuando nos referimos a él, y es que: su vida ha pasado, y lo que nos queda, son "sus obras", -además-, sus obras LITERALES, (que no literarias...): muchos edificios en el pueblo de Barajas, dónde trabajó muchos años de su vida, rejas, cerraduras de puertas, cabeceros de cama, e incluso, hizo trabajos para los "grandes", construyendo mesas para los pintores "finos" contemporáneos... además de "sus obras" de generosidad  y AMOR, que muchos, me contaban en su velatorio.

Le recuerdo tardes de domingo escuchando "carrusel deportivo", con una pequeña radio metida entre el jersey y la camiseta a la altura del hombro, (los auriculares, eran -para otros-... él, escuchaba la radio "a pelo", -bueno-, él y todos los que le rodeábamos...). Sin duda eran muy peculiares sus "metodologías" de trabajo, como la de enseñarme a sumar quince jugando a "la escoba", ya que las cartas, eran sus aliadas, y fueron capaces de desarrollar su agilidad mental y su matemática, haciéndole invencible; siendo capaz de adivinar las cartas que llevábamos cada uno sumando los "triunfos" y las "feas" que aún no habían salido... Su frase: "...a esto, y a las tabas se murió el que me ganaba", ahora queda "vacante", pero:  -a ver quién se atreve a ocupar la plaza...-

Si Pepe, mi padre, se hubiera presentado a "Alcalde de su barrio", todas las madres y los niños, le hubieran votado, porque era capaz de montar torneos de fútbol o ajedrez, de un día para otro, sin Excel, ni grandes "esponsors", concentrando todos los fines de semana del año a chicos y mayores en un descampado de un cerro de su barrio, que hasta el día de hoy, es conocido como "el campo de Pepe"... ¡ya veis! "terrateniente" sin ser propietario legal...

Todo lo que cuento parecen cosas muy sencillas, pero eso era la "magia de mi padre": de lo sencillo, sacaba oro...

Su fortaleza física era sorprendente, y eso lo ha demostrado hasta el último día; paciente ejemplar con una situación física tan dolorosa, que no se podía comprender su lucha por salir adelante, sin quejarse, llevando hasta el último extremo la frase que me decía cuando yo me quejaba muchísimo por haberme rozado un poquito una rodilla:

-¡Vamos Gemi: ¡mucho que tuviera yo ahí"

y me ha demostrado en estos últimos 105 días, que eso:

-lo mucho que ha tenido él ahí-

¡no era para tanto!, y solo con algún gesto, ha mostrado ese dolor inmenso que castigaba su cuerpo y su mente...

Creo, sin lugar a dudas, que no es necesario tener un padre "premio Nobel", para estar orgullosa de él, es mucho más importante para mi tener un padre bueno, generoso, paciente, juguetón, fuerte, sencillo y natural, que hable poco y haga mucho, y que su mirada, hable más alto que los grandes discursos.

Yo de Pepe, no voy a hablar en pasado más, porque su silencio me acompaña, ¡como siempre!, ya que él no hablaba mucho, aunque si canturreaba muchas veces -con voz de "falso tenor"- sus "peculiares rancheras", que a pesar de la tristeza al recordarlas, siempre nos arrancaran una sonrisa.

Lo que no voy a negar, es que voy a echar mucho de menos las rosas y lilas que robaba, para mi, los botes de ajos en aceite de oliva que me preparaba, las nueces y almendras que me pelaba para los bizcochos y el irse sin decir adiós... ¡lo ha vuelto a hacer!, (no me sorprende...), él era así...


Acabo con dos obras de arte que expresan de maravilla, como me siento. La primera, es el lienzo de Alex Alemany: que con generosidad, me presta esta preciosa imagen para ilustrar magistralmente, este breve perfil sobre mi padre, cargado de sentimientos, y en el que me veo reflejada, abrazando por la eternidad a mi padre... porque sé que nos volveremos a ver...

Y la segunda, son las estrofas finales de. "Las coplas por la muerte de mi padre de Jorge Manrique"; broche de oro, y literatura de la buena de verdad, solo por ellas, merece la pena haber leído hasta aquí.

XXXIX

-“Tú que por nuestra maldad
tomaste forma servil
y bajo nombre;

Tú que en tu divinidad
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;

Tú que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona,
no por mis merecimientos,
mas por tu sola clemencia,
me perdona.

XL
Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer,
Y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio,
el cual la ponga en el cielo
y en su gloria,
y aunque la vida perdió,
dejónos harto consuelo
su memoria.


Miramos al cielo, con esperanza...



2 comentarios:

  1. Gema, comparto todo, se merece todo. A mi me pesa no haber compartido más cosas con él en estos últimos unos tiempos.
    Me quedo con él para siempre.
    JAM López-Huerta

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias Merayín! te has portado como un hijo más en estos tres durísimos meses, y has podido compartir muchas cosas a lo largo de su vida, y claro: "ese apellido tan largo", no hay quién te lo quite... tan largo como vosotros dos ;)

      Eliminar

Muy pronto, se publicará tu comentario.
¡Muchas gracias por tu aportación!