¿Hasta cuándo?

Cuándo el Señor le pide a Moisés que saque a Su pueblo de Egipto y les conduzca a la Tierra Prometida, nunca imaginó que le llevaría cuarenta años de Su vida...

Pongámonos en su piel... Él, cuándo recibió "la propuesta del Señor", no quería llevar a cabo la misión que Dios le estaba encomendando:

Pero Moisés dijo: —Dios mío, te ruego que envíes a otra persona.
Éxodo 4:13 

...y le dio, varías razones a Dios para no cumplir con lo que creía iba a ser: una "Misión imposible" en sus fuerzas.

¿Os suena? Más de una vez en nuestra vida, hemos experimentado lo mismo que Moisés... ¡No queremos hacer lo que Dios quiere que hagamos!; buscamos todo tipo de excusas a pesar de que experimentemos como le ocurrió a Moisés, el poder de Dios, manifestándose en él:

Moisés estaba muy molesto, y le dijo al Señor:—¿Por qué me tratas a mí, tu servidor, con tanta dureza? ¡Ten misericordia de mí! ¿Qué hice para merecer la carga de todo este pueblo? ¿Acaso yo los engendré? ¿Los traje yo al mundo? ¿Por qué me dijiste que los llevara en mis brazos como una madre a un bebé de pecho? ¿Cómo puedo llevarlos a la tierra que juraste dar a sus antepasados? ¿De dónde se supone que voy a conseguir carne para toda esta gente? No dejan de quejarse conmigo diciendo: “¡Danos carne para comer!”. ¡Solo no puedo soportar a todo este pueblo! ¡La carga es demasiado pesada! Si esta es la manera como piensas tratarme, sería mejor que me mataras. ¡Hazme ese favor y ahórrame esta miseria! 
 Números 11:10-15

Y, ¡claro!, Moisés, ¡tenía toda la razón en quejarse!, porque el pueblo de Israel era rebelde, infiel, y desagradecido... Nosotros también podemos quejarnos delante de Dios por lo que nos toca hacer, o soportar... y con seguridad, el Señor nos contestará y ayudará como hizo con Moisés:

Entonces el Señor le dijo a Moisés:

—Reúne delante de mí a setenta hombres que sean reconocidos como ancianos y jefes de Israel. Llévalos al tabernáculo para que permanezcan junto a ti.  Yo descenderé y allí hablaré contigo. Tomaré del Espíritu que está sobre ti y lo pondré sobre ellos también. Llevarán la carga del pueblo junto contigo, y de esa manera no tendrás que soportarla tú solo.
Números 11: 16-17 

A veces, tendemos a "resignarnos" ante ciertas situaciones, a soportar -sin rechistar- circunstancias difíciles aguantando en nuestras fuerzas, incluso a veces, -hasta perder la dignidad preciosa que tenemos como hijos de Dios, creados a Su imagen y semejanza-, por lo que tenemos que aprender ciertos comportamientos que vemos en la Palabra de siervos de Dios, que se quejan ante Él, pidiendo ayuda:
 ¿Por qué a los malos les va tan bien?    ¿Por qué todos los traidores se salen con la suya? 
Jeremías 12:1
A Dios clamo con fuerte voz para que él me escuche. El día que estoy triste, busco al Señor, y sin cesar levanto mis manos en oración por las noches. Mi alma no encuentra consuelo. Me acuerdo de Dios, y lloro; me pongo a pensar, y me desanimo. 
Salmos 77:1-3
¡Podemos quejarnos a nuestro Padre Celestial!, no pasa nada. 

Miramos al cielo y confiamos que el Señor nos escucha y que nos responderá, dándonos fuerza para continuar.


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