Que levante la mano quién en ocasiones no se pone a orar y la cabeza se le ha ido a otra cosa... (lista de la compra, cosas pendientes que hacer en el trabajo o en casa, un recuerdo de algo que haya pasado ese día, esa llamada telefónica que no puedes olvidar, y... preocupaciones varias...)
Imagino que tienes algún recurso para que esto no os ocurra, (agradezco comentarios, que ayuden a ampliar esta guía, y que os funcionen...), pero os ofrezco alguna idea que puede ayudarte.
EL MOMENTO
¿En qué momento del día, tienes la cabeza más despejada y además, algo de tiempo que puedes dedicar a la oración?
Elegir el MEJOR MOMENTO del día: ¡es clave!; un momento que estés tranquilo, sin interferencias, y con minutos por delante para tener una buena conversación con Dios, y que forme parte de tu RUTINA diaria.
EL LUGAR
Un lugar tranquilo, a ser posible que destines para orar cada día, y que pueda convertirse en "tu lugar de oración". Puede ser tu habitación, (preferiblemente, que no sea tumbado en la cama...), quizá tu coche, un paseo por un lugar tranquilo cerca de casa o el trabajo, tu despacho...
Rodearte de elementos que acompañen este momento, te ayudará a desear, y no querer perderte este OASÍS diario. Música, luz agradable, una silla cómoda, un cojín en el suelo, cuaderno de oración, versículos inspiradores...
Pues una vez elegidos el momento del día y el lugar: ¡vamos a lo importante!
ORAR
-Orar en voz alta, ¡ayuda a no distraerte!, así que si tienes problemas para "perderte" mientras estas en tu cita diaria con Dios, además, grabar lo que oras, ¡no es un mal método!, incluso, puede ayudarte escucharlo mas tarde o enviarlo a las personas por las que estés orando, o también mandarlo a un grupo de oración que ya tengas, o que decidas crear.
-Es muy útil, anotar en un diario de oración los motivos que pones delante de Dios; esto tiene ¡muchos beneficios! ya que es más difícil distraerte mientras escribes, y después, puedes leerlas convirtiéndolas en oración.
-Un listado con los motivos de agradecimiento al Señor por sus respuestas a tus peticiones, y otro con tus súplicas por ti mismo, y por los demás, también te ayudará a no olvidar nada de lo que quieras exponer al Señor.
-Divide tu tiempo de oración en varias partes; a veces solo nos acercamos a Dios para pedir o darle gracias... también, debemos acostumbrarnos a añadir en nuestras oraciones, un tiempo para confesar nuestros pecados delante de Él, y podemos alabarle con oraciones, e incluso ¡cantarle!, seamos equilibrados...
-En toda conversación hay un diálogo, es decir hablamos y escuchamos, por tanto tenemos que pensar que ¡no solo debemos hablar cuando oramos!, debemos dejar espacios en silencio para ESCUCHAR. El Espíritu Santo, puede hablarnos, puede poner en nuestra mente ideas, sentimientos, respuestas, versículos... por eso, acostumbrarnos a dejar espacios en silencio, y poco a poco, iremos sintiéndonos cómodos con esta "modalidad" de dialogo con el Señor.
-Puede que te cueste arrancar a orar, o tener la sensación de que siempre dices lo mismo... que los temas son recurrentes... una buena opción es acudir al libro de los Salmos antes de empezar a orar. Leer un salmo, es ¡tremendamente inspirador! ya que puede invitarnos a la la confesión, la alabanza, las peticiones que tengamos que poner delante del Señor y también nuestra acción de gracias.
Salmos 95:
1 Venid, aclamemos al señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
2 entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
3 Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses:
4 tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes;
5 suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.
6 Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que Él guía.
Podría extenderme mucho más... pero lo importante, es:
¡empezar a practicar cuanto antes!
Déjame en comentarios cómo lo haces tú, y así entre todos, enriqueceremos esta experiencia...
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