Las palabras nunca son inocentes...

"Las palabras nunca son inocentes..."

Esta cita siempre me ha llamado la atención, y es que encierra una gran verdad... Muchas veces no damos la importancia que tiene lo que decimos, y es que podemos acariciar o sentenciar con nuestras palabras...

Hace poco escuche en una entrevista a una persona que hablaba de las bondades de utilizar palabras positivas, y que se disciplinaba a si mismo cuidando mucho su lenguaje, porque había comprobado que le iba mucho mejor en la vida desde que había desterrado frases como: no puedo, estoy fatal, es imposible, no lo creo, no tiene arreglo, me doy por vencido... etc y aunque esto suene "muy moderno", o muy "mindfulness" (ser conscientes plenamente de TODO lo que hacemos y decimos), ya hablaba sobre esto el libro de Proverbios escrito hace casi tres mil años.


"El que refrena su lengua protege su vida,

pero el ligero de labios provoca su ruina."

Proverbios 13:3 
Ser plenamente conscientes de lo que decimos es de suma importancia, porque si damos rienda suelta a todo lo que nos viene a la cabeza, lo más seguro, es que -incendiemos- no solo a los que nos rodean, sino también, nos produzcamos a nosotros mismos más mal que bien...
"La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla;
los que no paran de hablar sufren las consecuencias."
Proverbios 18:21


Por tanto la prudencia y el pensar bien antes de hablar, debe ser una prioridad en nuestra vida, ya que las consecuencias son mucho más graves de lo que a veces, podemos imaginar...

Miramos al cielo, en busca de sabiduría para hablar o... callar.


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