Puede parecernos una "barbaridad" semejante descuido, pero nosotros caemos en un "descuido", muy grave que es todo lo contrario a lo que les ocurrió a los padres de Jesús: "suponemos" que Jesús, está con nosotros, mientras hacemos nuestra vida, y solo al final del día, le dedicamos una mirada, una oración rápida, pidiéndole Su protección, o dándole las gracias por un día más... pero a lo largo del "camino diario", no reparamos en Su presencia, y llevamos a cabo nuestras rutinas, dando por echo, que él está...
¡Está claro que está!, pero ¿somos conscientes que él escucha nuestros enfados (acompañados muchas veces de palabras inapropiadas... ), ve como caemos en tentaciones, como resolvemos a nuestra manera los contratiempos que surgen, nuestras mentiras, nuestra indiferencia por los mayores, por los necesitados, por las noticias de desastres...
"Suponemos" que el Señor está con nosotros, pero muchas veces, nos comportamos como si no estuviera...
“Estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo”.Mateo 28:20
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